viernes, 26 de agosto de 2011

Enfermedad Holandesa*

Se suele llamar enfermedad holandesa a la apreciación real de la moneda local provocada por un aumento significativo de las exportaciones de bienes intensivos en el uso de recursos naturales. El término surge en Holanda, cuando en la década del sesenta aparecieron en el mar importantes recursos petroleros que impulsaron las exportaciones de dicho producto y provocaron una fuerte entrada de divisas al país. Tal flujo de moneda extranjera provocó la apreciación de la moneda holandesa poniendo en peligro las exportaciones del resto de los bienes y servicios exportados por otros sectores de Holanda, afectando su nivel de actividad y empleo. 

Si bien la apreciación real de la moneda puede ser considerada un signo de vitalidad para la economia, en este caso se lo puede considerar un problema ya que tiene efectos contractivos sobre la producción y la rentabilidad de aquellos sectores que no gocen de las mismas condiciones favorables brindadas por alguna bonanza internacional. La apreciación real es un buen signo de la economía cuando se da como consecuencia de un aumento de la productividad en la economía local, ya que es un indicio de que los factores productivos funcionan con eficiencia. 

¿Quiénes la sufren?

Hoy en día son las economías de países emergentes la que tienen que lidiar con este problema debido a la mejora de los términos de intercambio internacionales como resultado de los mayores  precios de los commodities. Todo ello consecuencia de una política monetaria excesivamente desmesurada por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que tiene como consecuencia directa un gran aumento en la liquidez internacional provocando un incremento de los flujos financieros hacia economías emergentes que se perfilan como potencias económicas.

Si bien la política cambiaria de las economías emergentes ha adquirido crucial relevencia para evitar una apreciación mayor de la moneda local, hay autores que señalan que la política fiscal adoptada por los gobiernos no debe ser olvidada. Ello se basa en el supuesto de que el déficit fiscal es revaluacionista, pues, cuando existe una política fiscal laxa las autoridades monetarias se ven obligadas a adoptar una política monetaria contractiva y nefasta para el crecimiento económico. 

Política Fiscal 

Los remedios posibles para la enfermedad holandesa son esencialmente fiscales. Se relacionan con el papel que juegan el gasto público y los impuestos en la determinación del tipo de cambio real. Los factores relacionados con el crecimiento diferencial de la productividad de los factores y los términos del intercambio externo son generalmente exógenos y no pueden ser manejados como instrumentos de política económica.
 Entre los instrumentos de política fiscal podemos destacar el control del gasto público, sobre todo aquel que se transforma en demanda de bienes no transables. El aumento del gasto en bienes transables tiene un efecto favorable ya que puede ayudar a evitar una apreciación real exagerada de la moneda.

Otra alternativa es aumentar la recaudación impositiva proveniente de las ventas y las ganancias generadas por los sectores instensivos en recursos naturales. Es conveniente también aliviar la carga fiscal para aquellos sectores exportadores de la economía que no estén siendo beneficiados por la bonanza internacional y sobre todo aquellos que sean más intensivos en mano de obra. 

Una buena estrategia es facilitar la importación de bienes de capital que estimulen la productividad en los sectores transables y en los exportadores que no resulten beneficiados por los incrementos de precios internacionales.

 Es difícil lograr que tales políticas se conviertan en políticas públicas. La razón radica en que la dirigencia política es reacia a adoptar cambios que implique un sacrificio por más que a futuro sea conveniente para la economía, debido a que estas decisiones suelen acarrear costos políticos negativos.

Cuando el gobierno como el sector privado no se desprenden de la insistencia de actuar en forma pro-cíclica en una época de auge, se empiezan a incubar de a poco las causas de una crisis futura cuando el viento de cola internacional se detenga.  

* FUENTE: "Botero, Rodrigo y Cavallo, Domingo. La mejor terapia para la enfermedad holandesa es fiscal, no monetaria". Desafíos de políticas macroeconómicas en economías emergentes y en desarrollo Cartagena de Indias, Julio 2011.